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sábado, 29 de julio de 2017

Una visita al Park Güell donde mi memoria es trencadís de recuerdos..


Cuenta Cortázar que en Argentina a veces se despertaba soñando con unos muros de colores y no sabía que eran. Su madre le aclaró que eran los muros del Park Güell. En su paso por Barcelona vivían cerca y ella lo traía cada tarde. Yo intento lo mismo que la madre de Cortázar con mi hija. Quizás porque sabemos que la belleza nunca cansa. Y este Park es un monumento a ella. 
Mi hija y yo llevamos media hora sentados en el mercado del Park y me ha servido para explicarle muchas cosas de Gaudí y de Güell su mecenas que hizo su fortuna en Santiago de Cuba con el negocio del azúcar y el tráfico de esclavos. 
O sea, este  Park es sin duda un poco de muchos cubanos que tenemos bisabuelos africanos que de ser libres, llegaron al Caribe como esclavos.
Así estoy de reivindicativo... y feliz disfrutando del porciento de belleza que generó la carne negra de mi familia trabajando gratis para los cañaverales e ingenios de Güell.
Parece que doy ya la charla sobre los vínculos económicos del modernismo catalán y Cuba, pero juro que solo es un paseo con mi niña asombrada con los "trencadís" como Cortázar....

Aclaro "trencadís" no es azulejo, es solo este troceado o hecho picadillo para buscar una forma cerámica que se busca en una figura escúltórica. No existe similar en castellano. 




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