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jueves, 31 de agosto de 2017

El paisaje y la despedida de Bellver de Cerdanya.

Iba conduciendo por Bellver de Cerdenya. No solo iba conduciendo iba pensando cómo uno puede irse de un lugar así y sobrevivir a la humedad del río Segre. Al silencio románico de la arquitectura medieval de este lugar.  Al olor maravilloso a mierda de vaca y naturaleza. Que nos hace saber que estamos lejos de la ciudad y rodeados de vida.
Ser zurdo me hace llevar el reloj de madera en la mano contraria de la mayoría. El color bambú del reloj contrasta con el verde húmedo cercano al río y mi propia negritud. 
No sé en qué estaba pensando la Rosa que me hizo esta foto, que para siempre será, mi último día cerca de la vida que tuvo Gustavo Adolfo Bécquer en La Cerdanya.



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